domingo, 11 de marzo de 2018

Yin Yan. 8 de marzo.


Hace varios años, mucho antes de saber nada de energía femenina, de la presencia de la diosa, de Glastonbury…, cuando sólo intuía y sentía como verdad ciertas cosas,  Pablo Fernández del Campo me explicó lo que hoy voy a contar aquí. Cuando acabó su relato me instó a que hiciera mío el mensaje y a que, fuera donde fuera, lo llevase conmigo, por necesario e imprescindible para la evolución humana. Y yo, que le creo en su humanidad y en su espiritualidad, me lo tomé en serio, pero nunca hasta hoy me había sentido audaz para transmitir su contenido.

Debo reconocer que la manifestación del pasado 8 de marzo me anima a que hoy lo escriba, pues me recordó que yo tenía un compromiso dormido sobre el teclado de mi ordenador. Así que intentaré transmitir la idea, desde mi respeto profundo a todas las mujeres que en este y en todos los países nos hemos manifestado buscando una igualdad que es justicia disfrutar.

La manifestación fue alegre y festiva. Yo me sentí feliz por ser mujer, y por tener dos hijas que van a vivir este despertar de la energía femenina, de esta consciencia de la fuerza imparable y necesaria de la mujer. Aunque estoy convencida de que no nos lo van a poner fácil. Para esta lucha son mis palabras.

Esto es lo que me contó Pablo, aderezado con mis vivencias y mis lecturas:

Existe un libro, Los círculos de piedra (Joan Dahr Lambert, ed. Biblioteca de bolsillo), y que da nombre a este blog, en el que se narra la historia de Zena, una mujer que hace un millón de años ya era consciente de su vinculación a la madre Tierra y de su responsabilidad de preservar la vida en este planeta. Desde aquella perspectiva prehistórica, en los albores de la conciencia del ser humano, se cuenta deliciosamente cómo el hombre consideraba a la mujer casi un ser divino. Atónito, observaba cómo se abultaba su vientre y tras nueve lunas era capaz de generar una nueva vida. Entonces era respetada y cuidada como el milagro que era capaz de operar.

Después, con el desarrollo de la mente, y a través de la observación, el hombre se dio cuenta de la necesaria aportación masculina para obrar ese milagro. Entonces se perdió la magia y también la conciencia que permitía a lo femenino existir sin trabas. Empezaba la era de la ley del más fuerte. 

Desde aquel inicio de la humanidad se han sucedido sociedades patriarcales una tras otra, con similar desarrollo y fin. De hecho, ha sido el patriarcado el que ha dominado la escena evolutiva y comportamental prácticamente desde entonces. Los escasos intentos matriarcales se diluyen entre la realidad y la leyenda, como es el caso de las Amazonas o la existencia milenaria de Diosas femeninas vinculadas a la Tierra a las que se dedicaban ritos ancestrales, como en Ávalon. Escondido en la categoría "mito", el matriarcado se confina a  lo ilusorio o imposible. 

Hoy en día arrastramos siglos y siglos donde es lo masculino lo que manda y decide. La distorsión de esa energía junto a una nula presencia de lo femenino, condenado al ostracismo con alevosía y a veces hasta con violencia, han dado como resultado, sólo en el último siglo, dos guerras mundiales, cientos de guerras civiles, violencia de género, desconexión del espíritu, materialismo descarnado, pobreza, desigualdad, desarrollo industrial y tecnológico descontrolado, daño medioambiental…

Pero todo esto no es sino reflejo de lo que ocurre en nuestro propio interior. Somos producto de dos conceptos opuestos, los cuales nos conforman: lo masculino y lo femenino. Usaremos la terminología procedente del Tao y de la filosofía china, cuyo significado simplificamos para ayudar en vuestra comprensión: el yin y el yan.

Se refiere el yin a lo femenino, a la intuición, a la luna y es de carácter pasivo. Mientras que el yan es lo masculino, el sol activo, la fuerza, la convicción en el hacer. La tierra es yin, el cielo es yan.
Estos dos principios nos conforman y deben confluir en cada ser de forma equilibrada.
Según esto, si eres mujer predomina el yin, pero tu lado yan no puede estar en distorsión, ni por exceso ni por ausencia. Lo mismo ocurre en el hombre, quien es mayoritariamente energía yan, pero si olvida o distorsiona su energía femenina rompe su armonía y su vida se realiza desde esa carencia.
Las circunstancias que se derivan de esos desequilibrios explican todos los desastres relacionales en los que nos sumimos.

En el hombre, en grado máximo, da lugar a maltratos, abusos, violencia… Pero en el día a día se traduce en una carencia de respeto ante lo femenino, pues al no aceptarlo y atenderlo en sí mismo, no lo aplica tampoco a las mujeres con las que se relaciona. Entonces aparecen actitudes de posesión, de control, de abuso de poder, etc. A veces se hacen evidentes, pero otras se trata de una acción sutil que no encuentra palabras fáciles para describir por parte de las mujeres que las sufren. Hombres y mujeres sienten un vacío inexplicable, pero como la mujer, por naturaleza, es quien se cuestiona, lo siente más punzante.  Aunque perjudica a ambos por igual.

En el caso de la mujer, durante años se ha tenido la parte yan soterrada, amordazada, completamente prohibida por la sociedad, y por ende, mal vista. Es por ello que hay tantas historias de mujeres que renunciaron a sí mismas en nombre de un servicio que llevamos tatuado en la piel por generaciones, imbuido tanto por la fuerza de lo restrictivo procedente de los hombres (leyes, imposiciones, etc.) como por nuestras madres, abuelas y bisabuelas, quienes lo vivieron como la única opción posible.  

Pero ocurre otra circunstancia, y es que la mujer, de tanto luchar por ser quien es, consigue despertar su lado yan también de forma desatinada, y es entonces cuando abandona su yin y adopta las mismas distorsiones que el hombre en un yan exagerado: maltrata a lo masculino, confunde el desarrollo laboral con la voracidad de una ambición insana, asume actitudes violentas como método de resolución de conflictos, permite que su ego dirija su vida… O sea, que acaba reproduciendo lo mismo contra lo que lucha.

Lo que se persigue en cada evolución del ser es la armonía. Por tanto, ambos principios están presentes en cada humano, y como ya hemos descrito, cada género debe mantener su otra parte en equilibrio.
Esto no se opone a la individualidad del ser, antes bien la explica y dirige. Cada existencia está llamada a honrar su individualidad. Esta individualidad adquiere todo su significado cuando eres uno en tu yin-yan. Y es desde esa cualidad de “completo”, desde donde puedes relacionarte con el resto de humanos, sean estos hombres o mujeres. Tu propia armonía dirigirá tus relaciones con los demás, logrando así la otra parte de desarrollo de tu alma: ser uno con todos.

El mensaje para la mujer pretende ser un gran impulso para que se desarrolle y libere de cualquier opresión, que luche como walkiria si es necesario. Pero que atienda a lo masculino como deberíamos atender a toda la vida en todas partes: desde el AMOR.
Hay muchos hombres, ¡cada vez más!, que están comprometidos con su desarrollo personal y con la búsqueda de su equilibrio interno. En ese mágico proceso en que el hombre adquiere consciencia de lo femenino que hay en él y de que es necesario luchar por el equilibrio de ambas fuerzas a nivel planetario, necesitan nuestra ayuda. Y esa ayuda es comprensión, apoyo, paciencia, consejo… y nuestro propio crecimiento y equilibrio. Ellos están siendo la avanzadilla que, junto a la fuerza de las mujeres, instaurará la energía femenina en el lugar en el que debe estar. No emprendamos una guerra contra el hombre. Aunemos los esfuerzos para lograr otro paisaje.

Si ves a un hombre llorar, dudar, sucumbir, reconocer su debilidad, expresar emociones, sentir miedo, ¡alégrate, mujer!, está produciéndose el equilibrio. Y aunque él no lo sepa, ese proceso le hará más fuerte, más grande, como ocurre a todo bicho viviente que se atreve a mirar dentro de sí, con la esperanza de salir de ese hueco insondable que nos mantiene aislados a unos de otros.

Me decanto por la fe en el equilibrio. Con toda la fuerza de la mujer que soy.

Con cariño, para todas las mujeres y hombres que se manifestaron el 8 de marzo (y para las que sus circunstancias les impidieron hacerlo).

domingo, 4 de marzo de 2018

Una Acción Tutorial cualquiera


Me gustaría recuperar la costumbre de escribir. Es un vehículo único para dar cabida a las ilusiones inconclusas, a los deseos postergados, a las búsquedas interminables como en las que me veo inmersa constantemente. Son un vicio.  Y como esto parece no tener un final concreto -lo cual es bueno porque significa que tengo la esperanza de vivir muchos años más-, necesito este espacio para ser y transmitir cuando sienta que lo que soy merece la pena.


Hoy me parece más que divago. Pero pese a la aparente complejidad de esta introducción, creo, - y siento- que tiendo a lo sencillo. Mi compañera y amiga Mª Dolores S. K., que tiene la manía de escucharme cuando hablo, me devuelve mis argumentos con mucho más acierto y cordura  que muestran cuando salen de mi boca. Ella me dice que soy compleja, y yo abro mis ojos marinos rindiéndome a la evidencia. Es cuando recompongo y busco la forma más rápida de unir dos puntos: la línea recta. Entonces me doy cuenta, lo mío acaba siendo sencillo.
Cuando por fin logro expresar algo con sentido y fundamento, nos reímos agradecidas, ella por las locuras luminosas que genero casi sobre la marcha, y yo de la inteligencia madura y firme con la que ella me sostiene y me recoloca en mi vida. Y así termina la hora en la que íbamos a preparar materiales sin haber escrito una sola idea. Nos vamos a casa dejando para algún improbable “luego” las actividades de la Acción Tutorial.

A ninguna nos pesa, pues sabemos que esa Acción Tutorial que llevamos construyendo tres años es fruto de dos árboles mágicos que necesitan respirarse y darse sombra mutuamente. Esos árboles somos ella y yo.

Mª Dolores lleva 4 años en mi centro, así que sólo precisamos de uno para encontrarnos en toda nuestra humanidad, docentes perdidas, ebrias de tantos valores humanos y crecimiento personal. Nuestros alumnos saben que somos de un bosque diferente. Quizá deberíamos regentar otro tipo de negocio, aunque siento que daría lo mismo pues nos sentiríamos igualmente de otro planeta, ni mejores ni peores, pero sí con las raíces en un lugar más incómodo que el resto.  

El caso es que, en este paradójico ambiente, buscando la sencillez educativa en la profundidad más compleja de nuestras propias almas, estamos creando un camino para el alma adolescente al que hemos llamado “Constructores del Mundo” Se trata de un acercamiento al alumnado que nos encanta, así, a bocajarro hacia su pequeña existencia repleta de dramas aparentemente irresolutos.
Y los alumnos lo aceptan todo, demostrándose ávidos de esos buceos trastornados a los que los sometemos. Se revuelven, incomodan, cachondean, abaten, pero siempre, ¡siempre! emergen ilusionados, más grandes, más sabios y más humanos.

Faltan algunas semanas para que los padres y madres vuelvan con nosotras a las aulas. Las experiencias del curso pasado fueron fantásticas, y ya andan ellos esperando el día con ganas. Buscan también la sombra fresca que los anime en la difícil tarea de educar. Vienen arremangados a trabajar, dispuestos a todo, incluso a sorprenderse consigo mismos si hace falta. Son padres y madres valientes quienes nos apoyan.

En fin, se trata de un proyecto que va componiéndose a medida que los alumnos van cumpliendo años. Creo que tendrá un buen fin, el cual, como siempre ocurre en Educación, no veremos nosotras. Lo que sí que vemos es que creemos con todo el corazón en lo que hacemos, y esa es nuestra energía, la cual tiene la vocación de contagiarse.

Muchas gracias a todos los compañeros, directivos y de a pie, que nos apoyan y ayudan, también a los que nos aguantan con estoicismo. Todos nos respetan. Nos sentimos agradecidas de estar en un entorno en el que se nos permite desarrollar lo que somos: unas buscadoras de la excelencia educativa, donde el alumno en todo su SER es el protagonista.

 Lo que te digo, docentes perdidas.

¡Gracias, Mª Dolores, compañera!



domingo, 11 de diciembre de 2016

Rendición

Está pasando el tiempo y casi ni me estoy dando cuenta. He gastado muchos años de mi vida buscando el elixir alquímico que me permitiera desentrañar los secretos del alma humana para poder liberarla del sufrimiento. Me he cruzado con sabios, pero no he querido escucharlos.  He lidiado miles de batallas, (las más cruentas contra mí misma), en un desorientado intento de cambiar lo que creí que no estaba bien. He intentado salvar a todos, cometiendo un crimen suicida por indigencia y auto-abandono. He caído y me he recompuesto. Varias veces. He acumulado kilos de conciencia. He realizado miles de cursos, talleres, lecturas, experiencias... Y ahora, en el recuento, me encuentro tan cansada como una anciana de miles de años, y sólo (o ya) voy a cumplir 44.
Hoy, mirando por la ventana de mi coche, he sentido ganas de cambiar la inercia. Realizo un movimiento en el tablero que me lleva hacia dentro, para descansar, para aprender a disfrutar de lo que hay, para restañar las heridas de tanta paranoia inútil, para salvarme de tener que hacer algo para ser. Porque ya SOY, ¡tremenda SER!.
Retomo este medio personal y absurdamente íntimo, para liberar a los héroes y heroínas que, como yo, andan intentando cambiar las cosas. Hace lustros que entendí que para que se opere el cambio tienes que cambiar tú primero. Pero no es algo que debas hacer, sino algo que debe ocurrir. Y siento que ese algo indefinido e intangible empieza por lanzarse al vacío. A cualquier vacío que encuentres.
Lo cual me llena de inquietud, porque hasta este momento, he intentado controlarlo todo, incluso a mi, incluso a ti, si eres tan osado como para estar en mi círculo.
Pero no quedan fuerzas ni ganas. ME RINDO. No puedo más. Hasta aquí llego. Me dejo caer del acantilado hacia el mar bravío de la existencia. Todo es lo que es. Y ya no creo en la lucha para convertirlo en otra cosa.
Ahora, necesito un universo amable que me recoja en sus brazos y me nutra con la savia de sus entrañas, que me acune en mis sueños, que me provea de mi necesidad y mis deseos, que me escuche si escribo, que me hable si callo.
Me rindo. Me rindo a la vida, al paso de las estaciones, a la esperada lluvia del sur, a las aves en su vuelo perfecto, a ti que me tocas la cara, a las vidas que contemplo, al frío y al sopor, a la avispa que aguijonea, a las corrientes marinas, me rindo.
Sólo espero que esta rendición sea el preludio de la Gracia que espero recibir, y que mi FE reluzca plena cuando vaya a dar el último paso en tierra firme, antes de desplegar mis alas  

domingo, 6 de diciembre de 2015

Desde un trocito de soledad.

Hace casi un año que no me aventuro a expresar lo que me pasa por esta cabeza llena de pájaros. Lo más normal es que no tuviera qué decir. Ahora sé, además, que anduve demasiado enmarañada en la matrix y abandoné la verdadera existencia.
Es tan fácil dejarse arrastrar por el drama... El camino se angosta y angosta con él al flujo de aire que debe pasar a los pulmones llevando la Vida. Tienes que transitar casi por la asfixia. Entonces y sólo entonces lo sientes: demasiado hacia afuera.
Y necesitas recoger velas, refugiarte en ti misma para recuperar las raíces,  sentarte y meditar cómo fue que sufriste. Sacas el mapa de tus destinos y descubres que erraste la dirección. ¿Cómo pudiste? ¿Qué señal malinterpretaste?
Con todo el amor del que eres capaz, tu conciencia te dicta: "¡Mil perdones y gratitud infinita a las almas generosas que adoptaron el papel de verdugos para hacerme reaccionar. Gracias de corazón!" Y sabes que todo ocurre con un fin.
Recuperas el rumbo y te percatas de que la Vida, pese a tu tribulación, continúa su curso.
Volver a conectar con lo que Eres es una maravilla a tu disposición siempre que lo precises. "Sólo tienes que silbar" decía mi amigo Jass. Y a seguir caminando.
La diferencia entre sucumbir y crecer es que el traspiés te pille con un poco más de consciencia. La recuperación se acelera y te eriges mas sabia y con la lección aprendida. Esta vez sí.  Recoges los pedazos partidos de alma y recompones con la ilusión de ver concluido el puzzle. La vida fluye en torno tuyo. Sientes y disfrutas más que antes su brillo, pero sigues enfrascada en la recomposición de lugar. Mirando hacia ti, en silencio, en soledad.
En soledad se difumina el miedo convirtiéndose en una niebla que otorga un aspecto mágico al entorno. Pero ya no habita en ti. Sobrevive (mientras pueda) como una posibilidad de la misma manera que es posible que te toque la lotería. Y, mientras, tú a tu sola soledad.
En soledad  logras encontrar el coraje para enfrentar tus fantasmas, esos que te hablan con murmullos, mentiras nada piadosas. Sientes fluir la savia de tus raíces y te nutres de tu propia fuerza. Y ¡a cabalgar walkiria con la espada cortando el viento!
En soledad  logras comprender al otr@, que hace lo que puede, y el amor compasivo brota generoso con vocación de perdón. Y encuentras la paz.
En soledad el silencio embalsama las heridas y descubres tu piel regenerada, renunciando a cicatrices y dispuesta a exponerse de nuevo.
En soledad rescatas la alegría y vuelves a sentir que la regalas, que para eso estás aquí.  Regresas a tu hogar colmada y nutriendo. Y poco a poco todo vuelve a ser.
Es verdad que en el transcurso de una vida se repiten las mismas circunstancias una y otra vez. Pero existe un momento en el que se produce el aprendizaje y entonces esa circunstancia te abandona para siempre. Prepararse para ese momento es comprar un billete hacia tu libertad. Sobre el billete, si lo miras con detalle, está escrito: "Sólo desde el amor incondicional hacia ti mismo es como puedes amar incondicionalmente a toda la vida, en todas partes". Yo ya he comprado el mío. Con mucha decisión y voluntad, a precio de compromiso: llegar a ser lo mejor de mi. Creo que es la mejor manera de contribuir a la sanación de este planeta. Sin quejas, sin juicio. Dentro están todas las respuestas, sin duda. Atrévete a mirar. Desde el silencio y un poquito de soledad.

Gracias Bela por el retiro que me ha impulsado a decidir SER. Gracias Silvia por recordarme con tus palabras  y tu presencia el valor de la/mi vida. Gracias Pablo por mostrarme que también existe el Dharma. Gracias Mariana por despertar mi naturaleza. Gracias Miguel Ángel por abrir las puertas para mi. Ahora encaja todo.
Un abrazo de mil colores desde mi trocito de soledad.

viernes, 16 de enero de 2015

Pacto de Estado ¡YA!

Hace muchos muchos años existió, al sureste de la Península Ibérica, una provincia luminosa y soleada cuyo Rey recibió el sobrenombre de El Sabio. Parece ser que ya no podemos usar semejante reconocimiento de sabiduría sobre quienes nos dirigen en estos momentos. ¡Una pena! Me encantaría admirar a los que deciden nuestro destino.
No soy política, soy humana. Me dan igual los colores, aunque prefiero el azul, (por la cofradía de mi querida Lorca).  Y me sobrecojo al comprobar qué es lo que determina el éxito o fracaso en este mundo que entre todos hemos creado.
España es una locura territorial que asola la posibilidad de crecer en unos valores comunes. Así que cada pequeño reino de taifas se desenvuelve a favor o en contra del poder central con el único objetivo de cumplir ciegamente las directrices del partido, no vaya a ser que no cuenten con uno para las próximas elecciones, o lo peor de lo peor, que te expulsen por disidente.
En la Huerta del Segura, el Consejero de Educación, "de cuyo nombre no quiero acordarme", ha apostado por sacar pecho ante Madrid y realizar la machada del año. Así, por sus políticas narices, ajenas al servicio,  ha dictaminado que la nueva ley de partido sobre el Sistema Educativo, en su concrección en la Comunidad de Murcia, otorgue un 70% de la carga lectiva a las materias troncales, el máximo permitido  por la Ley Wert, -cuyo nombre también desearía olvidar-.
Si le preguntaran a los profesores de Matemáticas y Lengua supongo que dirían que quizá no sean más horas lo que necesitan sus alumnos, sino ratios más reducidas, recursos más adecuados, formación más eficaz, un largo etcétera que no están dispuestos a satisfacer, a ver si resulta que los murcianos se desarrollan plenamente. No. Es mejor tenerlos adormecidos y manipulables.
Pero no preguntan. La aportación que pretenden que realicemos los profesores, con la que justifican que cuentan con nosotros, consiste en la adecuación a la Comunidad murciana del currículo prestablecido por la citada Ley. Para ello, han elegido a dedo a tres docentes de cada especialidad, cuya valía no cuestiono aquí en absoluto. Los desdichados seleccionados tendrán que realizar el trabajo en un tiempo récord con el único pago de 50 horas de formación y el no cumplimiento de las horas complementarias de su horario mientras dure el proceso. Eso sí, se es libre o no de hacerlo. Menos mal que nos dan la posibilidad de salir cagando leches. Todo un detalle.
Con todo esto no sabemos qué vamos a ganar, pero sí está claro lo que vamos a perder: Tecnología, Educación Plástica y Música. Pero no importa, son "marías". Sólo sirven para desarrollar la creatividad, expresar el alma humana, despertar el ingenio para la resolución de problemas, comprender mejor el mundo que habitamos y permitir que los seres que las disfrutan puedan descansar su pensamiento de la vorágine que se nos impone, entre otras cosas. Nada importante.
Atrás quedaron aquellos ignorantes clásicos que dividieron el conocimiento en el Trivium, que comprendía la gramática, la dialéctica y la retórica; y el Cuadrivium, que abrazaba la aritmética, la geometría, la astronomía y la música. Todo baladí, insignificante.
Se me rompe la esperanza cuando compruebo que mi hija de 10 años ya no tiene ningún espacio en el que pueda dibujar. ¡Niños que no pintan nada! Muy gráfico de lo que se persigue.
Pero el horror no acaba aquí. Además de desposeer a nuestro alumnado, ¡a nuestro futuro! de las materias creativas, la segunda gran consecuencia de la prepotencia de nuestra Consejería será el maltrato del que van a ser objeto los cientos de profesores que con destino definitivo en sus centros verán incrédulos que ya no hay horas para realizar su labor, abriéndose para ellos un destino más que incierto. Aseguro con todas mis fuerzas que ya quisieran nuestros políticos acariciar de soslayo la valía de estos profesionales de la educación. Tienen un personal que no se merecen. Eso sí, no trabajamos por ellos, sino por nuestros alumnos.
Por último, quiero destacar la paradoja que se me plantea -a mí, humilde observadora-, ante el hecho de que desde las altas esferas educativas  (políticas), las cuales parecen haber asumido un novedoso vocabulario simplemente por protocolo, se nos insta a variar la metodología, a mirar hacia Europa, a trabajar por proyectos, a participar de las innovaciones que hacen de los países pioneros en Educación  lo que son. Mientras, la Ley aplica un gran recorte a todos los valores que esas metodologías - en las cuales estoy inmersa y me apasionan-, propician. Todo es una locura.
Y la locura no tiene cura. A menos que nuestros dirigientes dejen su ego y su partido en el cajón y se reúnan codo con codo para generar una Ley de Educación fruto de un PACTO de ESTADO, con continuidad más allá de quien dirija, con participación de los que estamos desarrollando la labor educativa con entusiasmo y cariño. Hasta ese momento, será PISA y sólo PISA, quien domine la escena educativa.
Y este país, ¡este mundo! necesita más que nunca que recuperemos la esencia que nos distingue de otras especies: la humanidad.
No es la de PISA la foto que anhelo, sino la de todos los políticos serviciales, honestos y justos que se reúnan en torno a una mesa para legislar cómo hacer grandes a unos niños que se lo merecen todo.

domingo, 30 de noviembre de 2014

Masterchef

Normalmente olvidamos todo lo buena que es la vida con cada uno de nosotros. Por más que tengamos una familia sana, unos hijos preciosos, un trabajo fijo... siempre hay algo que nos hace sentirnos incómodos en nuestra piel, que pone de manifiesto un hueco en el alma, un vacío. 
Si no eres de estas personas ¡felicidades! Eres casi un ser iluminado. 
Los demás mortales, nos enfrascamos en la búsqueda del elemento causante de tal dislate, y volcamos nuestra energía en quejarnos de lo que no somos, tenemos o sentimos. 

Si seguimos la singladura de este comportamiento, observaremos que entonces, una vez aprehendido y fijado a a fuego en nuestra conciencia la creencia de que nuestra vida no es como la habíamos imaginado, usamos toda nuestra energía para radiografiar las circunstancias que nos rodean, para ver cuál es la que origina nuestro sufrimiento. 
Y la verdad es que encontramos algunas. Siempre hay algo que justifique nuestro malhumor, nuestro entrecejo fruncido, nuestra queja. 
Sin embargo, estamos buscando en el lugar equivocado. Siempre hacia afuera. Y las respuestas, al menos todas las que yo he encontrado, se encuentran dentro. 

Mi batalla es contra el estrés. Por ponerme como ejemplo. El estrés una buena excusa para explicar mi malestar, porque se puede aplicar a todos los aspectos de mi existencia: el instituto donde mis alumnos no hacen lo que espero; en la jefatura de estudios donde encuentro compañeros que hablan idiomas diferentes; en casa donde las niñas, que están creciendo, buscan su modo de expresión, que por supuesto no va a ser el mío; en mi familia que arrastra problemáticas que a mis ojos podrían ser liberadas; en mis relaciones, donde descubro que mis amigos a veces no funcionan como espero...
Pero todo responde a una misma conducta: yo quiero que los demás hagan lo que yo quiero que hagan. Y la mayoría de las veces es porque creo que es bueno para ellos. Pero no conseguirlo por más que lo intente, me produce estrés.

El caso es que mis dos maestras más grandes, Mariana y Silvia, me prescribieron, en sincronía, una medicina natural para el alma: sí o sí tengo que ELEGIR SENTIRME BIEN. 
Como soy obediente desde que nací, me puse a ello. No sé cuánto tiempo llevo intentándolo, pero empiezo a sentir los cambios. 
Vamos a ver. ¡Nada ha cambiado en mis circunstancias! Mis alumnos siguen siendo lo que son, los profesores siguen teniendo criterios dispares a los míos, mis hijas siguen creciendo mientras buscan su lugar, mi familia soporta lo mismo, y mis relaciones siguen funcionando independientes a mis deseos. Todo es igual. Pero yo me siento mejor

¿Qué estoy intentado hacer? Os paso mi receta, debe ser tradicional, pero está muy olvidada: 

Pensamientos en almíbar

1. Se coge la conciencia y se despierta. Uno debe estar atento a los pensamientos y sentimientos. Hay que revisarlos concienzudamente para tirar, en la basura orgánica, las mondaduras amargas de la mente.

2. Para esta selección de productos frescos y desecho de los podridos, hay que aleccionar a la mente con la frase de  Conny Mendez para estos menesteres: "No lo acepto, la verdad de esta situación es....... Gracias Padre que me has oído".
Esto significa que si aparece un pensamiento negativo se proceda a rehogarlo con este decreto. Los puntos suspensivos son para poner un ingrediente positivo en lugar del deteriorado que vamos a desechar. Si a alguien no le gusta la salsa teísta, siempre puede sustituirla por otra más especiada y exótica, tal como "Universo" (Gracias al Universo que me ha oído). El caso es no olvidar espolvorear de gratitud nuestra cazuela. 

3. Para cuando empiece a hervir la experiencia, aparecerán, -no pensamientos, generados por el cocinero-, sino circunstancias externas que pueden hacer aún más violenta la ebullición. Entonces es cuando hay que sazonar con Voluntad. Yo lo veo como una batalla, en la que ELIGES sentirte bien. Tienes que desespumar el caldo de impurezas, no permitir que tu energía se ensucie con la energía hostil de los demás. Para poder hacerlo sin tirar la espátula a alguien en la cabeza pasamos al punto 4.

4. Si alguna persona echó algo al puchero que pudiera estropear el sabor, hay que volver al primer punto de esta receta: despertar la conciencia. Con ella despierta, puedes distinguir entre el reaccionar y el responder. Reaccionas desde el instinto, respondes desde la conciencia. Si te haces observador constante de lo que ocurre, nunca reaccionas. Tu conciencia dicta respuestas sabias que solventan las dificultades desde la serenidad de tu sabiduría. Nadie te responde mal, porque nadie puede. Hablas de corazón a corazón y no existe en el amor posible confusión.  

5. Hay que dejar cocer todo a fuego lento… toda la vida. Es un constante entrenamiento. Primero entrenamiento mental para que no te conviertas en tu peor enemigo, y después entrenamiento relacional, para responder con amor a los que aún no conocen la receta.

6. Cuando esté todo bien cocido, hay que dejar reposar permitiendo a los ingredientes SER. Es decir, la receta es para hacerte responsable de ti mismo, y ese es tu trabajo. Luego hay que actuar de forma lo suficientemente humilde como para permitir que los demás sean, respetando sus procesos, aunque a tus ojos estén equivocados. Y mirarlos con compasión y cariño.

7. Finalmente emplatar en abrazos y servir templado,  adornando con sonrisas y mucho humor, que son el último bastión si todo lo demás falla.

¡Buen provecho! ¡Y Aléjate de toda negatividad a la hora de ingerir el alimento!

domingo, 21 de septiembre de 2014

Ell@S

Ell@s.

Reconozco con resignación, la fuerza indómita de mis emociones, pero cuando estas son positivas es una gozada tener la suerte de poder sentir tan a flor de piel…

He pasado un fin de semana estupendo. Aún no sabía sobre qué iba a escribir esta vez, y ell@s, a los que he dedicado mi tiempo, me han dado la respuesta.
Así que continúo el esbozo de mi camino hacia el ser manifestando parte de lo que soy hoy: pura alegría.
Para explicar por qué, no tengo más remedio que hablar de ell@s.

Poseo más de lo normal. Y, al contrario de lo que se dice, a mi me faltan dedos de las manos y de los pies para contabilizar los que son DE VERDAD.
Algunos aparecieron hace 37 años, otros están apenas uno. Pero todos tienen un lugar insustituible en mi corazón.
Han abierto generosamente sus hogares y sus almas para mí. Incluso hay quien me ha convertido en parte de su familia.

Ell@s me enseñaron tantas cosas...
Me mostraron la naturaleza y cómo amarla. Me descubrieron mis errores y el valor del perdón. Me instruyeron en el arte de pasarlo bien. Me sostuvieron cuando más los necesité. Me oxigenaron cuando no me quedaba aire para respirar. Me reprendieron cuando me equivoqué. Me enseñaron a respetarlos cuando fueron ellos quienes se equivocaron. Me guiaron como grandes Maestros. Me acompañaron cuando la soledad hacía mella. Y ahora me siguen enseñando, cada día que paso con ell@s.

Siento que me quieren, tal como soy, con mi endemismo y mi idiosincrasia. Me quieren. Y ya está. Y no sé si lo merezco o no, ni por qué tengo tanta suerte. Pero sé que mi universo está plagado de estrellas, y siento una profunda gratitud por ello.
Es verdad que salen y entran de la vida. Pero en mi caso, una inmensa mayoría se queda.  

Los hay de Lorca, de Murcia , de Toledo, de Galicia, de Francia… Los hay con más suerte y con menos. Los hay iconoclastas y prosistema. Los hay Maestros y descreídos. Confiados y silenciosos. Expansivos y tímidos. Cercanos y esquivos.
Los hay de todas las profesiones, y de varias religiones. Casados y singles. Con hijos y sin ellos. Aventureros y conservadores.
Todos mis amigos y mis amigas son parte responsable de lo que ahora yo SOY.
Por ello:
¡Gracias a todos! Me siento en deuda. Vuestra presencia me anima y exhorta a seguir buscando, a seguir creciendo para compartir con todos mis hallazgos, para devolver un poco de tanta luz recibida, de tanto cariño, de tanta nutrición. Así pues, vaya hoy mi esfuerzo dedicado a todos los que, junto a mi familia, me acompañan en este precioso camino que llamamos Vida.

Namasté.